Fundación Barco alerta sobre el aumento de minas antipersonal

La creciente amenaza de las minas antipersonal, municiones sin explosionar y trampas explosivas, producto de las situaciones de orden público que se viven en lugares como Norte de Santander y Cauca, sigue cobrando vidas y afectando el desarrollo de comunidades enteras en Colombia. Por eso, en el marco del Día Internacional de Sensibilización contra las Minas Antipersonal, la Fundación Barco hace un llamado sobre la importancia de realizar Educación en el Riesgo de Artefactos Explosivos para insistir con las comunidades en la adopción de comportamientos seguros frente a estos artefactos.

Este problema, que no es aislado, hace parte de una crisis humanitaria de gran magnitud que afecta a miles de familias del país. Según la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios, actualmente se registra el mayor desplazamiento masivo en 28 años, con más de 50.000 personas víctimas. La región del Catatumbo es una de las más afectadas, donde el uso de minas antipersonal por parte de grupos armados se ha convertido en un mecanismo de control territorial.

Alfonso Otoya, director de la Fundación Barco resaltó que “Hoy, en el Día Internacional de Sensibilización contra las Minas Antipersonal, desde la Fundación Barco, hacemos un llamado urgente para sensibilizar y tomar acciones en contra de esta problemática, ya que la educación está en riesgo”.

Agregó además que “en el último año, las acciones con minas antipersonal aumentaron y las víctimas menores de edad crecieron en un 200%. Además, más de 46 mil estudiantes en Norte de Santander han visto interrumpida su educación por la presencia de estos artefactos en sus comunidades”.

Con corte al 31 de marzo de 2025, la Oficina del Consejero Comisionado de Paz reportó 36 accidentes con minas antipersonal y municiones sin explosionar, dejando a 12 víctimas civiles. A esto se suma que, en el último año, se registraron 104 accidentes con artefactos explosivos, un aumento del 3% respecto al año anterior y un alarmante incremento del 200% en las víctimas menores de edad.